Muéstrame la noche con sus luciérnagas florecentes...

Pesadillas abundantes, pesadillas que destruyen mis sueños. Un acordeón de inquietudes, mensajes. Se proyectan en mi mente, entrando como ladrones, ladrones de los buenos sueños. Pesadillas que cobran vida paralizándome cada noche.

Vinieron y me hicieron cambiar.

Quise encontrar una manera de no sufrir y encontré esta una forma nunca intentada por mí, es diferente a lo que suelo hacer. Es tiempo de centrarme en mí, de luchar contra mí misma. Encontrar un mejor lugar donde estar tranquila, donde poder desahogar mi interno y eterno fondo. La gente siempre juzga, siempre. Y yo trato de no ser gente. Juzgar no siempre es malo, mientras te haga pensar en ti mismo y llevar acciones acabo para

no ser igual o cometer los mismos errores. Esa es la gran diferencia que la “gente” no comprende. Quiero llegar a un punto diferente, llegar a la oscuridad, a la luz y poder ver en ellas no algo malo o bueno simplemente ver lo que en realidad son.